El humo de los asaderos donde se preparan los pollos junto a las tortillas de choclo se observa al pasar por el centro parroquial de El Cabo con dirección a la cabecera cantonal, una parroquia que se caracteriza por una amplia gastronomía con la elaboración de platos como el sabroso pollo asado, el crocante chancho a la barbosa, el exquisito cuy y sin olvidar las tortillas con morocho, una delicia de antaño que se prepara de generación en generación, con recetas propias del lugar.

La vía Interoceánica, parte de la red estatal que lleva a la provincia de Morona Santiago, atraviesa El Cabo. Aquí se ubican alrededor de 20 locales, unos grandes y otros pequeños que venden diferentes platos de comida, pero cuyas tortillas con morocho y su exquisito pollo asado coinciden como el principal aperitivo del menú.

Al llegar al barrio Zhumir, donde nace el nombre del tradicional licor azuayo, al igual que en la ciudadela Jardines de Paute y Pirincay se encuentran diferentes viveros con plantas medicinales, ornamentales, entre otras.

Uno de los lugares más visitados por los turistas en el centro cantonal es la plaza Diez de Agosto, donde se encuentran puestos de venta del delicioso hornado.

A un costado está un kiosco de venta de empanadas y tortillas que se acompañan con el vaso de Yaguana que es parte de la tradición del cantón. La bebida llamada “el refresco de las abuelas”, tradición celosamente guardada, de origen árabe, de sabor y aroma sin igual, se la prepara con babaco, piña, naranjilla, mora, limón, naranja, sangurache, almidón y especerías de dulce.

La piña y el babaco se los pica en cuadritos, se cierne la naranjilla, la mora, se extrae el jugo de los limones y de las naranjas y se los pone a congelar en recipientes separados. Durante alrededor de 48 horas. Posteriormente se hace la colada de almidón, el agua de ataco, el agua de especerías y el almíbar, todo esto frio se mescla con los demás ingredientes congelados y poco a poco la bebida va homogeneizándose al tiempo que la fruta se descongela.